Friday, April 15, 2011

#22

Llorar patatas crudas. Ir al cine, ver Titanic, y acabar con un saco de patatas de tres kilos. Explicárselo a los acomodadores, al salir. Dejarlas ahí, escondidas bajo la butaca.

Llorar patatas cocinadas. No saber con qué te van a sorprender tus lagrimales, si fritas o en puré.

Que la gente lo vea normal. Aunque no lo hayan visto nunca. Que tú estés muy avergonzado, pero la gente ría fuertemente y te golpee en la espalda: "¡CLARO, HOMBRE, YA VEO QUE LLORAS PATATAS! CÓMO ERES, MIRA QUE PREOCUPARTE POR ESO...". Pero insisto, no lo han visto nunca ni conocen ningún caso que sea remotamente parecido.

El poder de la amistad, movido por una turbina accionada por tubérculos. Piensa en eso.

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