Tuesday, April 12, 2011

#7

Dos amigos, dos buenos amigos de toda la vida que un día discuten... que un día discuten y llegan a las manos. Se están peleando y uno coge un jamón y mata a su amigo a jamonazos. Consigue ocultar el cadáver y para deshacerse del arma homicida decide comérsela. Entonces descubre que el jamón sabe muchísimo mejor que ningún otro jamón en su vida. Se dedica a comprar jamones durante un tiempo pero el sabor que encuentra es el del sabor de siempre, nada especial. Así que, desesperado, sospecha que lo que le dio aquel toque agresivo y vivo al sabor de aquel jamón, fue el hecho de haber matado a alguien con él. La idea de que desde ese momento, todas las noches ese hombre sale de su casa vestido de negro, con un jamón en una bolsa negra echada en la espalda y con mucho cuidado de que nadie lo vea y mata mendigos. Sí, mata mendigos a jamonazos. Las autoridades están desconcertadas, no terminan de descubrir cuál es el móvil del asesino y mucho menos cuál es el arma homicida. El tipo le coge el gusto al rollito de ser un asesino en serie y empieza a dejar su seña personal, una loncha de jamón, en la escena del crimen.

2 comments:

  1. Es como en el cuento/leyenda Leg of lamb!! Bueno, salvo porque en este caso lo repite numerosas veces por gusto...

    ReplyDelete