Thursday, November 10, 2011

#178

En una empresa donde fabrican impresoras, tintas y demás, hay muchos detalles que no son muy normales. Por ejemplo, cuando los jefes cierran un trato de varios millones de euros brindan con tinta de impresora porque es muy cara. Es tóxica sí, sabe mal sí, mancha sí, pero es muy cara, es más cara que el champán. Un litro de tinta es más caro que un champán** bueno. Acaban intoxicados, con los dientes sucios, pero con cara de satisfacción. Sibaritismo extremo.

¡Ordeñan calamares!. Para sacar la tinta ordeñan calamares. Tienen como un edificio en el que tienen una especie de establo con peceras raras de calamares flotando, con el equivalente a las ubres del calamar, la vegiga de tinta o algo así, conectado a un tubo y de ahí sacan la tinta. Doy fe de que hoy había arroz negro*** para comer y me han dicho que se había cerrado un buen trato, las migajas de la celebración las han echado al arroz.


*¡Sí, joder!, vuelven los asteriscos, muchos me lo pedisteis y  aquí vuelven, aquí están, para vosotros. Los signos de admiración son muy pequeños, muy poca euforia hay aquí. Los asteriscos son lo mejor de arrancamomia, me dicen por la calle, las letras no, los asteriscos. El carácter asterisco es lo único bueno. Eso los detractores, que también los tenemos. Este asterisco es de regalo, no está en el texto.

**Pongo champán porque viene así en la RAE, por eso he tenido que poner el calificativo de bueno. Si escribes champagne ya es bueno, pero champán parece de broma, un poco garrulo, de nuevo rico. Era champán, sí, pero del bueno. "Era champagne" ya le echas por lo menos 100€ botella, a champán como mucho 10.

*** Un tío ha dicho que de comer había arroz en su tinta, ¡LA TINTA DE QUIÉN! ¿la tinta del arroz? Imbécil.

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