Un hombre muy mullido, muy de la grasa, que decide forrarse de cuello para abajo, forrarse como un libro, cubrirse de plástico bien prieto. Quiere poner cota a su gordura, hasta aquí hemos llegado tú y yo. La gordura es masa encefálica desparramada por todo su cuerpo. No, no eso no, eso es que me ha venido pero lo he desechado. Pues esto es lo que nuestro querido BALOPLA ha decidido regalaros por navidad. Envuelto para regalo. Mirad esa burbuja que tiene en la espina dorsal producto de un pedo que quiere subir. Es como un libro del colegio, dan ganas de pasarle la regla para quitársela.
Agradecimiento especial a Balopla! que nos ha honrado con una de sus magníficas ilustraciones. Es nuestro amigo, lo queremos.
PLAS, PLAS, PLAS, RISAS Y DISPAROS!!!
ReplyDeleteGenial ilustración, mis condolencias.
Ei, yo tambien soy amigo de Balopla, y de antes que dibujara esto.
ReplyDeleteJa,ja... todos amiguetes más que amiguitos.
ReplyDeleteArrancan las rebajas, y con ellas las momias
ReplyDeleteLa ropa interior no se prueba en la tienda: la compras o no la compras. Fíate de tallas, números... pero da igual, porque cada fabricante hace lo que quiere, hay gomas apretadas, calzoncillos que se te meten por donde menos te lo esperas, bragas que se arrugan, sujetadores que no se llenan o que desbordan...
La idea de que en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido ropa interior de tanteo: no puedes saber tu talla si no tienes algo con lo que comparar, con lo que conforme creces, engordas o adelgazas, toca ir probando y comprando gayumbos de testeo. Siempre hay uno primero que te ayuda a orientarte, y si no das en el clavo, no se puede devolver y cambiar: te lo quedas y no lo usas. Puede que aciertes a la primera, pero seguramente a la mayoría le costará afinar la puntería. Puedes pisar sobre seguro y buscar tu marca de siempre, pero en algún momento te harán la jugada y cambiarán las formas o los patrones, y vuelta a empezar.
Esa cantidad de ropa interior que te puedes poner pero que en el fondo, no es tu talla. Te aprieta por aquí, te sobra por allá... pero claro, no podías probártela, y para saber cuál es la tuya, siempre tiene que haber un primer paso. Por algún sitio hay que empezar.
Cuantifiquemos eso, evaluemos este despropósito en el que formamos parte, esta perversa complicidad del mercado en favor de la higiene de las partes íntimas.
Los ecologistas podríamos decir que sería posible llenar X campos de fútbol (genial unidad de medida) con calzoncillos que nunca sentaron bien a la primera y eran tiros de prueba. Pueblos enteros llenos de sujetadores que cada año se desechan.
Generaciones enteras de niños vietnamitas cosiendo tangas para Zara que nunca serán disfrutados y sólo fueron tangas de prueba hasta dar con la talla adecuada.
Mira debajo de tus pantalones, si hay ropa interior, eres cómplice de esta locura.