Sunday, November 24, 2013

#271

Hay una situación, un mecanismo humano bastante raro que he observado en la gente. Es la justificación del cambio de dirección. Imagina que vas andando por la calle detrás de una señora. De repente la señora se da la vuelta y cambia 180º el sentido de su caminar y suelta "¡Ostia, el gas!" o cualquier otra frase que intenta explicar el por qué de ese giro argumental. No se dirige a ti, lo dice sin mirar a nadie, lo dice al mundo. Como si la sociedad no permitiese que cambies de dirección sin justificarlo, alguien te diría que a dónde vas, que cambiar de dirección así es de no estar muy bien de la cabeza.